Calle Bolivar del ayer y del hoy.

noticia_0000000203_1_1673795844.png

En mi Posadas del ayer, un paseo virtual con la resonancia en la imaginación de todo lo leído escuchado y nunca olvidado sobre la vivencia de los locales por esa recordada calle Bolívar. El espíritu protector del lugar, Genius Loci, acompaña en una atmósfera distinta a la que mantenía la armonía de la misma. Era el Aspecto característico de una calle. Edificios que a través del tiempo fueron cambiando su fisonomía, sin dejar de pertenecer al lugar, mostrando lo que el sitio era y lo que podía llegar a ser. Recuerdos de la historia tan reciente del micro centro: comercios, bares, hoteles. “La calle Bolívar fué, es y será rica en la producción de negocios de bares, pequeños restaurantes y pizzerías.

Al resolver hacer una recorrida que hermane pretérito con el presente, desde el Oeste hacia el Este, se pueden encontrar todavía algunos nombres: Nos situamos en la vereda Norte de la calle, a metros de su desembocadura en la Avenida Corrientes y se nos presenta un espacio de esparcimiento muy frecuentado por personas vinculadas al transporte y a los trabajos agrícolas, en el Posadas de la década de 1940/50, el pequeño bar de Osther con una mesa de billar. Durante un tiempo, en el local de Bolívar y Junín donde estuvo mueblería "Londres" de la familia Litvin, ofrecía sus servicios la pizzería "Grata Alegría". En el cuerpo de edificaciones construidas en el solar de la ex Pensión Astro-Alemana, en un diminuto espacio, frente al Hotel de Turismo, se desenvuelve alrededor de 1985, un pequeño servicio de minutas, cuya virtud consistía en su atención durante las 24 horas. En Bolívar y Junín. Pinturería Maddiona, donde se podía conseguir todo lo referente al mundo de la pintura. Después de Maddiona está "La Silenciosa", que dá panes, galletas y algo más.

El ex Hotel de Turismo del Instituto de Previsión Social (hoy hotel Urbano) construido por los arquitectos Mario Soto y Raúl Rivarola en el año 1957, siendo entonces un símbolo de proceso de provincialización de Misiones y hoy edificio de valor patrimonial arquitectónico que responde al lenguaje del Movimiento Moderno. Esta obra es dada en concesión al Instituto Provincial de Loterías y Casinos (IPLYC), para que revitalice como Hotel de mayor categoría al Hotel de Turismo existente. Para ello, esta entidad en el año 2008 llevó a cabo varias intervenciones que consideró pertinente según su proyecto, afectando en algunos casos a la estructura original del edificio en su esencia. Esta situación movilizó a la sociedad local, a varias entidades referidas a la construcción y a la arquitectura, llegando a nivel nacional a la Sociedad Central de Arquitectos, por no ser este Patrimonio Arquitectónico respetado como tal. El día 22 de Octubre de ese año, la Sociedad Central de Arquitectos envía al Dr. Closs, gobernador de la provincia de Misiones, una nota donde expresa su preocupación y descontento respecto a las demoliciones que estaba sufriendo esta obra reconocida a nivel internacional, e invitaba a quienes quisieran adherirse al reclamo. Las historias que se vivieron en ese hotel durante la intervención del Gobierno en épocas de Isabel Perón... cuentan que allí pararon todos, desde López Rega, Alzogaray, Allende, Cámpora, Pedrini, Otero en la mañana del año 1974/75. En esas escalinatas del Hotel Norma Kennedy, tiraba al aire cheques de la Cruzada de la Solidaridad Justicialista. El crítico de arquitectura Álvaro Arrese consideraba un acierto: “(…) la decisión de completar el perfil de la calle principal manteniendo la altura del vecino Correo, que demandó trabajosas gestiones normativas. El núcleo vertical del Hotel, convenientemente diferenciado para preservar la acústica de los cuartos, articula ambos edificios, mostrando los diferentes enfoques de dos generaciones sucesivas de nuestra modernidad."

El Correo, proyectado en la década del 50´por los equipos técnicos de la Dirección de Arquitectura de la Secretaría de Comunicaciones, opone al sol misionero livianas fachadas vidriadas y cortinas venecianas interiores para regular su paso. El Hotel antepone a la vidriera robustos balcones y parasoles de hormigón para proteger sus vidrios.

A la derecha, la tienda de la familia Jurado en la esquina con su producción en mimbre. Enfrente del Cine Teatro Español (2008) Bolívar y Ayacucho, explotado por la Sociedad Española de Socorros Mutuos que perduró hasta la época de 70. Ese espacio del teatro daba a la boletería. Allí empezaba la cola para sacar entradas, que algunas veces alcanzaba la Tienda Mayo en la esquina de bolívar y San Lorenzo. En ese tiempo, los Oria regenteaban el cine teatro. Los jueves a la noche era día de estreno, hasta el otro jueves que había estreno nuevamente. Los miércoles la serie en doble función tarde y noche, como también los viernes, día fémina, donde pasaban películas románticas y llorosas del cine nacional y español, generalmente vedado a los hombres. Al lado del Teatro Español estaba la casa de electricidad de Gauvry que en dos vidrieras exhibía artículos de electricidad.

A continuación, Grabulosa, con vidrieras a cada lado de la puerta, era la juguetería que estaba en Bolívar casi Ayacucho. Mi padre llamaba aún cuando estaba cerrado, porque el dueño vivía allí. A veces le pedíamos algo en sábado o feriado y él lo conseguía. Allí se compraban figuritas, uno de nuestros entretenimientos. Vendía trompo nicola, com pua larga y especial para sacar astillas y los autos de goma duravit. Sánchez Automotores, venta de autos y repuestos Chevrolet, que atendían Pedro y Manolo Sánchez y don Eulalio Rocabert . Tienda Mayo cubría toda la esquina de Bolívar y Ayacucho. En esa cuadra tan concurrida, también se instaló un comercio importantísimo de ropa masculina que se llamó "ÑARÓ Suixtil". Mediante sus créditos, los caballeros estaban siempre elegantes en todos los bailes en los clubes y cumpleaños de 15, donde se compartían momentos felices e inolvidables.

Otro ícono histórico de esa calle Bolívar casi San Lorenzo, era el legendario "Kiosco LEZCANO" de diarios y revistas, donde se recalaba a altas horas de la noche a hojear las revistas "El Gráfico", "Goles" y "Así es Boca" para estar actualizados con los pormenores de los partidos de la semana. Nostalgias de nuestra alegre juventud...

Desde el 10 de abril del año 1958, funciona en la calle Bolívar, el afamado y concurrido "Bar Español", de propiedad de los españoles Darío Cebolla Bueno y Guillermo Coll, viajeros incansables que también habían pisado esta provincia y ya "la tierra colorada se le pegó en los garrones". Mañanas de café calentito, medialunas y charla amena con amigos. Tiempos Lindos. Para este emprendimiento gastronómico, adquirieron la propiedad que era de la familia Zukerman y ya le dieron el toque edilicio necesario para transformarlo en el sitio más convocante de entonces. Eran tiempos de calles de tierra (allí todavía no llegaba el asfalto) pero se las ingeniaron para extender sus mesas a todo lo largo de la cuadra, servir bebidas refrigeradas y conservadas en aquellas grandes barras de hielo y hasta iluminaban con faroles, colgados de los árboles, toda la vereda para hacer de ese lugar el más bohemio y pintoresco de las noches posadeñas. Fueron famosos también sus sandwiches de miga tostados, los primeros "Carlitos" que se sirvieron acá, al igual que el café crema o los licuados.

Muy visitada era la Cigarrería Bolívar de los Judkevich, con venta de billetes loterías. Casi a mitad de cuadra, más cerca de Colón que de San Lorenzo, Casa Luro, dedicada a ropa de hombres que vestidos en ella, lucían orgullosos sus trajes en los bailes de la época. Porque los sastres tan famosos en otros tiempos ya no producían más. La historia cuenta que la tradicional edificación de la esquina posadeña (uno de los primeros edificios de la ciudad) también albergó, aunque por un breve tiempo, al desaparecido Club Social Balbino Brañas. Cuenta en su libro "Ayer, mi tierra en el recuerdo", que a comienzos de 1930 allí se instaló el Café Paulista de Juan Amiano, "el de mayor jerarquía y prestigio de entonces -según el recordado autor- un lugar activamente frecuentado por la sociedad posadeña. La Tienda Buenos Aires (1953) , la "Casa Iñiguez en los sesenta", la "Casa Tía" en los 90 , luego "Norte". Hoy, se ha establecido allí un centro comercial con salida a la calle Colón, denominado "Posadas Plaza Shopping".

Bolívar entre San Lorenzo y Feliz de Azara, Alperín Hogar. Mano derecha Bolívar entre San Lorenzo y Colón: Farmacia Argentina, una de las más antiguas, de la familia Barreyro. Joyería Dayton, atendido por la dueña que desplegaba una atractiva fuerza con su característica atención. TI MAMA. Davinci. Mauro Calzados Vip. Cambio Mazza. Polaris 1920. Michelangelo. Todo por $2.

Sonaron violines y guitarras y por la calle Bolívar se vio aparecer el grupo compacto de una comparsa que avanzaba a los acordes de una polca paraguaya. Narra Areu Crespo rememorando los corsos que en ese tiempo se realizaban en la calle Bolívar.

El edificio Rueda en sus comienzos, enfrente la joyería Oleksow que ocupaba la esquina de Colón y Bolívar. Su dueño, padre de la arquitecta Liliana. El local se cerró y fue alquilado para venta de celulares.

Termina aquí la primera parte de la reseña sobre calle Bolívar, con la tristeza del recuerdo de todo aquello que fué...

Fotografías:
-POSADAS DES MEMORIAL. Teresa Warenycia.
-Facebook "Posadas del ayer".