Establecimiento Santa Inés
Grandes establecimientos del siglo XX: Santa Inés - Garupá
Entre los pioneros, se destaca la figura del inmigrante español Pedro Nuñez, primer plantador de yerba en la zona de campo cercana a Posadas. Con la generalización de las plantaciones de yerba mate, que con toda razón se llamó “Oro Verde”, tuvo comienzo una nueva era. Misiones había encontrado por fin una fuente fija de trabajo, distinta de los obrajes y explotaciones en los montes donde sólo podían hacerse instalaciones provisorias, impropias para el trabajo digno y la consolidación de poblaciones. Luego, con la estabilidad que trajo el cultivo de yerba, las nuevas instalaciones de secado se construyeron con mucho esmero y cuidado, por lo que el producto ganó en calidad e higiene. Al tener al alcance trabajo continuo y remunerativo en condiciones menos penosas, los pueblos aumentaron su población, vinieron grandes inversiones y se establecieron prósperos asentamientos yerbateros.
Invitado por su hermanastro Silverio López, Pedro Núñez llega a Misiones en 1888 y se incorpora rápidamente al negocio de la yerba. En 1892 se integra junto a Lázaro Gibaja a la firma Lopez, Santiago y compañía. Al regresar a España, primero Lopez y despues Santiago, se conformó la nueva firma Núñez y Gibaja, habiendo llegado a un alto grado de prosperidad, hasta que, en 1924, con el fallecimiento de Lázaro Gibaja, los deudos del extinto retiraron su capital, siguiendo aquella su libre curso con el nombre de “Pedro Núñez y Cía.”.
En el año 1906, don Pedro Núñez compra 16.000 has de campo situadas a 20 km de Posadas, sobre la Ruta Provincial N° 1. Le dio a esta propiedad el nombre de Estancia Santa Inés, por ser éste el nombre de su hija. En ella, se formó un establecimiento agrícola ganadero, que contó con hacienda en general, plantaciones de avena para pastoreo, de arroz y de té, tung y forestaciones de pinos y eucaliptus, pero su principal actividad fue la yerba mate.
En un pequeño monte natural situado frente a la casa de la estancia, se hicieron los primeros almácigos y viveros, atendidos por Ireneo Vallejos, que tenía gran paciencia y habilidad para manejar las pequeñas plantas. A la semilla se la hacía germinar tratándola previamente con agua caliente, de acuerdo al procedimiento ideado por Carlos Thays. En aquella época, se creía que la yerba no crecía si no estaba bajo la sombra de los árboles. Pedro Núñez fue el primer plantador en la zona de campo de Misiones y, al hacer crecer las plantas a pleno sol, luego todos los yerbales lo imitaron.
Ante la falta de montes cercanos para hacer leña, que se requiere en gran cantidad para la secanza del producto, Pedro Núñez resolvió hacer una línea férrea (Decauville) que llegara a los montes más próximos. Empezó a construirla en 1921, con rieles traídos del Paraguay y la mayor parte del material ferroviario se trasladó de la estación Garupá a Santa Inés en carretas. En 1924, la línea del tren llegó hasta el arroyo Pindapoy, pasando en su recorrido sobre las vías del ferrocarril que viene de Buenos Aires, lo que demandó la construcción de un sólido puente que se hizo de urunday y lapacho.
La primera locomotora de este tren fue una máquina con motor a explosión, a la que los peones le pusieron el nombre de “tarabé”, que significa cucaracha en guaraní. Posiblemente, su aspecto pesado y marcha lenta les recordaba a ese insecto.
Después, se adquirió una locomotora a vapor más potente, capaz de arrastrar hasta seis vagones cargados, que fue bautizada como “Caá porá” (yerba linda). Como el tren, además de traer leña del monte, era utilizado para distribuir la yerba en el secadero, se hacían con dos locomotoras chicas. Como conseguir leña era cada vez más difícil en la cercanía, se fueron extendiendo los rieles hasta llegar a los doce kilómetros, desde Santa Inés hasta San Cristóbal.
En 1937 se construyó un desvío con rieles livianos no aptos para llevar vagones con carga, pero sí para llegar al casco de la Estancia San Cristóbal, con una autovía, nombre que se le daba a una cómoda vagoneta con un amplio parabrisas e impulsada por un motor a explosión.
El tren de Santa Inés funcionó hasta 1952, cuando se reemplazó la leña de monte por la de eucaliptus.
La compañía contaba con unos 3.000 obreros, en su mayor parte por paraguayos, distribuidos en flota, obrajes, yerbales, astillero, aserradero, molino etc. La Estancia Santa Inés llegó a tener más de 300 familias viviendo en el campo. Pedro Nuñez se aseguró de que nada les faltara, por lo que estableció todos los servicios: escuela, almacenes, viviendas dignas, consultorio médico y dental. También se preocupó por el aspecto espiritual, construyendo una iglesia para que sus pobladores pudieran casarse, bautizar sus hijos y aprender la doctrina cristiana. Fué diseñada y construida por el constructor Emilio Fogeler, mientras que el diseño interior, el altar de madera y la elección de las imágenes estuvieron a cargo del hermano mayor Pedro Nuñez Acuña.
El sistema barbacuá empleado hasta ese momento sería reemplazado por un moderno e imponente secadero, que nunca llegó a utilizarse pese a haberse terminado (FIGURA 4).
En el tranquilo ambiente de su estancia, planeando hasta el fin nuevas empresas, Pedro Nuñez dejó de existir el 17 de febrero de 1959 a la edad de 91 años, muriendo con él tambien Santa Inés.
En la actualidad sólo se conservan intactas la casa principal, que funciona de albergue para recibir turistas y la iglesia, donde aún podemos encontrar una talla jesuítica de San Ignacio de Loyola y eventualmente se siguen celebrando misas. El resto de la infraestructura se encuentra abandonada, vestigio de lo que fue el asentamiento industrial más importante de Misiones.
FUENTE: Arq. Laura Agustina Basile, Dra. Arq. Graciela Gayetzky de Kuna. "ENTENDER EL TERRITORIO MEDIANTE LA EVOLUCIÓN DE LOS ASENTAMIENTOS INDUSTRIALES YERBATEROS EN MISIONES".
Período: |
Territorio Nacional de Misiones 1881-1953 | ||
Uso: |
Industrial | ||
Otros: |
Yerba |