Plan urbano de Carlos Thays para Iguazú
Los proyectos de Thays para Iguazú:
En 1902, el más destacado de los arquitectos paisajistas que residían en Argentina, M. Charles Thays, fué comisionado por el gobierno del Territorio Nacional de Misiones y el Ministerio del Interior para trazar un plan de las Cataratas del Iguazú. Debía a la vez proyectarlas obras que facilitarían el acceso a los saltos y proponer la forma de asegurar en "condiciones realmente confortables la permanencia de los turistas en aquellos hermosísimos parajes".
Recalando en el Puerto Aguirre, que llevaba este nombre por los donativos realizados por doña Victoria Aguirre para su construcción, Thays nos indica la existencia de "caseríos dispersos sobre la barranca ondulada en el medio de una vigorosa vegetación". Esto señala la existencia de un incipiente núcleo poblacional del cual partía la picada costeada por Victoria Aguirre, que tenía 22 km. de largo, comunicando con las cataratas.
Thays hizo un prolijo relevamiento de la zona y definió "la ubicación del chalet-hotel que albergará a los turistas, eligiendo un punto desde el cual podía contemplarse a satisfacción los saltos Argentino, San Martín y Brasilero".
Posteriormente, realizó un informe general de obras y proyectos que entregó al ministro del interior Joaquín V. González y otro diseñño mas amplio que configuró en 1912 como "Parque-Reserva del Iguazú", que preparó para el ministro de agricultura Dr. Adolfo Mujica.
El primer proyecto de Thays tuvo claro el adecuado asentamiento para el hotel y casino, que consistían en la base de atracción de los servicios turísticos.
El poblado se estructuraba a partir de una composición de carácter axial que partía de estos edificios y se prolongaba en una traza vertebrada en torno a un eje monumental. De la misma manera, la organización de manzanas regulares indicaban un trazado de base geométrica, con una suerte de envolvente definida por un camino de circunvalación. Su diseño de 1902 es notoriamente distinto al que el propio Thays presentará en 1912.
Es probable que entre los dos proyectos de Thays se hayan producido demoras debidas a los remates de tierras que en 1907 encararon sobre los ríos Paraná e Iguazú el propietario Martín Errecareborde quien finalmente quedó con una extensión de 60.000 Ha., mientras otra de 75.000 Ha. que incluía a las cataratas, fué adquirida por Domingo Ayarragaray.
Recién en 1909, la ley 6712 autorizó a comprar tierras en el sitio y probablemente entonces Thays debiórevisar su proyecto de Parque que cubría una superficie de 25.000 Ha. que se adquirían a Ayarragaray.
El diseño de Thays incluía dos centros de población: el Pueblo Iguazú, para el que destinaba 1.000 Ha. y la Colonia militar, con 1.500 Ha. Complementando estos núcleos, instalaba una escuela de silvicultura en el medio del bosque con 2.500 Ha. y una quinta agronómica para los cultivos experimentales. Una estación zoológica posibilitaría la conservación de la fauna existente y la aclimatación de otras especies.
En la zona próxima a las cataratas se radicaban conjuntos de construcciones de equipamiento e infraestructura para el turismo: hotel, casino, puentes, ascensores, observatorios, servicios sanitarios, capilla, etc.
Una línea férrea que partía de Apóstoles, atravesando bosques de araucaria daría rápido acceso por vía terrestre, y a la vez habría que integrarse con sistemas similares que implementarían Brasil y Paraguay.
La parte norte del Parque se conservaría en su estado natural, limitándose a abrir los caminos imprescindibles para facilitar su acceso y vigilancia.
Sobre algunas zonas específicas del río Paraná y del Iguazú, Thays ubicaba quintas de recreo, ocupando linealmente la costa en una solución discutible, si es que vedaba el acceso público al río para privatizar estos espacios.
También localizaba quintas de cultivo, tras la chacra agronómica, siguiendo la traza del ferrocarril del Iguazú que, cruzando por el epicentro del pueblo, culminaba en la periferia de la Colonia militar.
Una red de caminos y senderos del parque muestran la tendencia al uso de líneas de grandes curvaturas a los que Thays era afecto como expresión de una concepción entre pintoresquistas y naturalistas. En efecto, la noción de que la recta es una abstracción cultural creada por el hombre y la curva proviene de la naturaleza, implicaba una valoración que llevaba a una clara opción de curvas.
Mas caprichoso aparece el trazado curvo de las líneas del ferrocarril que sin duda hubiese sido revisado por los ingenieros, menos atentos a las cuestiones paisajísticas que a la eficacia y menores costos de los tendidos férreos.
Como si quisiera señalar su distancia dialéctica entre lo natural y lo cultural, Thays introduce dos diseños de fuerte contenido formal para los núcleos poblacionales. La colonia militar ubicada en el rincón de confluencia de los ríos Iguazú y Paraná, donde estaba instalado el Puerto Aguirre, adoptaba la forma de una gran elipse con un camino de circunvalación y una gran plaza central de la que salían caminos en las medianas y diagonales, configurando rotondas en su contacto con la avenida perimetral. Dentro de su perímetro se localizaban los pabellones para jefes y oficiales, cuarteles, depósitos, campos de maniobra, la estación del ferrocarril (sobre la circunvalación) con su zona de carga y depósitos. En el área más próxima a Cataratas se ubicaban el hotel, la capilla, el casino, la usina eléctrica, la toma de agua, los baños y la aduana. Mientras que puentes, pasarelas, ascensores y miradores se diseminan en el recorrido prefijado.
Entre la Colonia Militar y el Pueblo se desarrolla una "avenida militar" que unía ambas plazas, pasando por la estación ferrocarril. En su trayecto entre ambos núcleos se localizaban simétricamente los edificios de la administración del Parque, la escuela, el museo y las dependencias, todas ellas englobadas en el área destinada a escuela de silvicultura.
El trazado de Puerto Iguazú es un formidable ejemplo de las tendencias en boga en el urbanismo francés de comienzos de siglo que buscaba aunar criterios de estética urbana, higienistas y de fluidez de tráfico, apelando a la utilización de diagonales y una red diferenciada de calles y avenidas. No caben dudas que las intencionalidades pintoresquistas debieron compatibilizarse con la racionalidad de la propuesta modelística y por ende, la adopsióón de una traza circular con un sistema de redes y loteos radiales aproximaba de alguna manera tanta racionalidad moderna a las demandas "naturistas" que el tema imponía.
La fuerte geometría de ambos núcleos, sobre todo el poblado cívico, debería perderse en las amplias curvas de los senderos y la majestuosidad imponente del bosque.
A partir de la plaza excéntrica junto al río, definiendo el puerto, el poblado habría de crecer concéntricamente con un loteo que sin duda sería complejo.
En la imagen del modelo de Thays, la ciudad tenía una forma acabada y sus posibilidades de crecimiento eran nulas. Sobre el área de mayor potencial de expansión hacia el parque, se localizaban el hipódromo, el estadio y el aeródromo, marcando un límite preciso.
Hacia la colonia militar, las cortas distancias y la localización de la escuela de silvicultura tampoco posibilitaban mayor crecimiento y hacia el otro lado se avanzaría parcialmente sobre las quintas de cultivo y recreo.
Parece notable que un diseño ex-novo realizado sin más limitaciones que la voluntad de plantearse con visión de potencial movilidad y desarrollo, se autolimite al extremo de atarse rígidamente a una forma (por más presuntamente "natural" que ella sea) hasta negar con este supuesto orden racional la posibilidad fácica de concretarse.
Los dispersos ranchos de la costa, rozando los terrenos y el bosque, la traza lineal del poblado brasileño sesgado por los amplios lotes de trama abierta y baja densidad, carecían de la dimensión urbana que predominaba en la ideología del planificador.
Los proyectos de boulevard para Buenos Aires (1906), los del concurso para la Nueva Guayaquil (1907) e inclusive los de Alfred Agache (1927) para Río de Janeiro y de Forestier para La Habana y Buenos Aires (1919-1924) muestran en definitiva esta forma de concebir el urbanismo, aunque aquí Thays tiene la disculpa y la virtud de no operar sobre una estructura urbana consolidada como lo hicieron otros.
La idea del Parque Nacional que planteó precursoramente Thays recogí la iniciativa de Brasil (1897) pero esencialmente la de Parque Nacional de Yellowstone que Estados Unidos formó en 1872 y los que años después se instalaron en Australia y Canadá,
Thays hizo un prolijo relevamiento sobre los lugares en que podrían colocarse puentes y pasarelas, así como los puntos de observación mas adecuados. Junto a esta intención del goce paisajístico, le preocupaba el saqueo sistemático de la forestación, la depredación desprejuiciada y el espíritu de especulación que se abriría al poner al alcance de muchos las riquezas forestales de la zona. El Parque tenía una superficie que casi triplicaba la de Yellowstone, lo que señalaba su importancia y la que se le asignó al proyecto, pero circunstancias ajenas a su voluntad, y probablemente la carencia de un organismo de aplicación ejecutiva a nivel nacional, paralizaron el proyecto por muchos años.
BIBLIOGRAFÍA
-"La excursión de M. Thays al Iguazú". Caras y Caretas. Buenos Aires, 6 de abril de 1902.
-Thays, Carlos. "Parque Nacional Iguazú". Informe elevado al Superior Gobierno Nacional el 10 de marzo de 1912. Album conservado en la Biblioteca de Parques Nacionales.
Período: |
Territorio Nacional de Misiones 1881-1953 | ||
Uso: |
Paisajismo Plan urbano |